Escogiendo un diseñador: El uso de la inteligencia artificial en el diseño gráfico.

La revisión de unos perfiles de diseñadores gráficos para un proyecto resultó en una interesante (acalorada) conversación sobre habilidades, estética, efectividad y automatización.
Lina Luna Rodríguez.
Directora de Estrategia.

Cinco perfiles estaban sobre la mesa en esa mañana soleada. Necesitamos dos diseñadores gráficos, y procedíamos a decidir quiénes nos acompañarían. Después de algunos comentarios obvios sobre los archivos con muestras de su trabajo que cada uno de los postulantes había enviado, uno de los participantes soltó la frase que desató la polvareda: “El tema de los estudios es relativo, mi hijo de 16 años ya puede hacer eso en Canva” señalando uno de los diseños.

Poco a poco las migajas de la inteligencia artificial se empiezan a esparcir por América Latina. Se oyen diversas voces que la presentan como una esperanza o una amenaza para la humanidad. Si bien estamos bastante rezagados, en algunos campos su presencia es cada día más fuerte, y el diseño gráfico es uno de ellos.

¿Vendrá la inteligencia artificial a desplazar a los diseñadores gráficos o será el complemento ideal para potenciar el talento que cualquier persona, en cualquier lugar y sin importar lo que haya estudiado o a lo que se dedique, puede tener? Lo cierto es que la Realidad virtual (VR), Realidad mixta (MR), Realidad aumentada (AR) y Aprendizaje automático, si están jugando un papel importante en la proyección los diseñadores humanos y los conocimientos que deben tener.

¿En dónde estamos?

Varios argumentos fueron esgrimidos durante la reunión. Algunos con preocupación o incluso con indignación, otros con optimismo. “Cualquier persona puede hacer desde creaciones básicas hasta diseños bastante funcionales en Instagram, ¿eso acabó a los fotógrafos?” se escuchó en la mesa.

Los sistemas de IA ya son capaces de identificar personas, sonidos, formas, colores, texto, patrones de diseño entre muchas otras cosas. Adicionalmente pueden categorizar esta información a velocidades impensables para el humano, y almacenarla (no olvidarla) para ser utilizada en el momento que se requiera.

Personas sin ninguna experiencia pueden crear un sitio web básico, o incluso un manual de marca dentro de una plataforma de generación de logos. También pueden generar imágenes, logotipos, o diseños completos en distintas plataformas. Recordemos que hace poco, una pintura creada por Jason Allen ganó el primer lugar de la categoría de Arte Digital en la Feria Estatal de Colorado. En esta oportunidad, el propio Allen confesó que la obra tenía otro autor: Midjourney, la herramienta de inteligencia artificial.

La IA también fue el foco central en la conferencia Adobe MAX 2022. Adobe es la empresa creadora de herramientas como Photoshop e Illustrator, y en esa conferencia fueron expuestas las novedades y capacidades que la inteligencia artificial le da a la nueva versión de Photoshop de la compañía.

¿Y entonces? Bueno, dejando el romanticismo y el amor al arte de lado, lo cierto es que la inteligencia artificial está en todas partes y ya ha transformado la profesión de los diseñadores. Es un tren que pasará por encima de los que se aferren de manera incondicional al pasado, a la nostalgia de aquellas épocas en que quitar un fondo de una foto tardaba por lo menos media hora.

No importa qué tan inteligente se considere usted; las máquinas poseen redes neuronales artificiales que les otorgan una capacidad de aprendizaje prácticamente infinita (Deep Learning), que mezcladas con técnicas de Machine Learning pueden procesar enormes cantidades de datos, de información, de tendencias para luego tomar decisiones por sí mismas. Todo esto en lo que usted tarda en servir su café para despertar su cerebro y empezar a trabajar.

Conclusiones después de la reunión

Lo primero, dejar de pensar en “el diseñador del futuro”. El futuro está aquí, nos llega un poco tarde, conforme nuestros países van avanzando, pero es innegable. Cada uno decidirá si lo abraza o lo desprecia, pero no puede ignorarlo.

Teniendo esto en mente, podemos gastar horas filosofando sobre lo que la IA hace y hará en todas y cada una de las profesiones u oficios del planeta, o mejor, invertir ese tiempo en adoptar los avances para lograr ser mejores profesionales, aportando todo aquello que nos diferencia de las máquinas, en lo que (por ahora) sí podemos competir: A pesar del largo recorrido y de los impresionantes avances tecnológicos, las IA todavía está lejos de emular completamente las habilidades humanas.

En cuanto al diseño, personalmente creo que está profundamente ligado a su función. Como diseñador, la persona debe valerse de todas las herramientas disponibles para asegurarse de que el resultado de su trabajo cumplirá con el objetivo planteado en la estrategia. La inteligencia artificial potencia nuestra capacidad de comprensión del mundo, de las personas, nuestra empatía, nuestra lectura tan humana del entorno, y nos ubica en un peldaño superior a la máquina.

El diseñador gráfico ahora debe venir “recargado” de conocimientos sobre la utilidad de la IA en su oficio, no solo para facilitar su trabajo, sino para poder competir con el resultado. Debe ser un director de orquesta, un comisario y un articulador que seleccione lo mejor, lo más apropiado, sin que su ego lo traicione en el momento en que deba elegir una imagen de Midjourney, Stable Diffusion, Dream AI, DreamStudio AI, Dalle2, DalleMini, etc., en lugar de crearla.

También debe ser un artista capaz de aprovechar los avances en lugar de observarlos como sus némesis. A muchos profesionales del sector, conceptos como el metaverso, la inteligencia artificial, el Deep Learning les genera repulsión, y argumentan que “van a morir con las botas puestas”. Así será. Por otro lado, hay miles de oportunidades para aquellos que quieran aprender de forma continua, y crecer paralelamente con la tecnología, adaptándose a la manera de hacer las cosas en la era que enfrentamos.

Lamentablemente no pudimos ponernos de acuerdo respecto a ninguno de los perfiles. Seguimos buscando al “diseñador del futuro” para empezar a trabajar inmediatamente.

Preguntas finales: ¿Estamos enseñando profesiones que en un futuro cercano estarán obsoletas? ¿Qué tan difícil será que tanto gobiernos como las instituciones de educación superior entiendan que la cosa cambió?

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